Lo que sucede es que a Delibes no hay que pedirle una teoría de la sociedad. El es solamente un testigo. Delibes teme como gato escaldado la abstracción, el mundo frío de la teoría. Prefiere el mundo concreto, la justicia aquí y ahora.
Es de esos hombres que no sacrificarían nada por una idea, y posiblemente todo por un hombre. No concibe la literatura sin una estética, ni la vida sin una ética.
in Conversaciones con Miguel Delibes de Alonso de los Ríos
No; la realidad de la vida terrena no es para el creyente, pero tampoco para el vicioso. Para aquél la vida es una esperanza y un hastío para éste. La vida terrena es del hombre neutro; di quien no ha puesto la base de su felicidad en nada caduco, finito, limitado, aunque tampoco en una vida ulterior; de quien ha hecho de la vida una experiencia sin profndidad, altura, consistencia ni raíz...
in La Sombra del Ciprés es Alargada (1948) de Miguel Delibes
- No es lo mismo perder que no llegar. Si os dan a elegir, quedaos con lo último. El hombre acostumbrado a dos, si le dan tres será feliz; si desciende a uno, apenas percibirá la diferencia. El habituado a diez si baja a tres difífilmente sabrá acomodarse a esta liimtación; si llega a veinte no por ello aumentará su dicha, porque hay una raya en que, rebasada, las conquistas no proporcionan felicidad.
in La Sombra del Ciprés es Alargada (1948) de Miguel Delibes
El escritor practica la salida a la naturaleza con el rigor de un método.
Toda la aventura del escritor se reduce a una larga escapada a la naturaleza y una empedernida entrega a la escritura. Ambas actividades responden a la misma pasión: su tendencia solipsista.
Como a Pedro, el protagonista de La sombra del ciprés, le atormentó de niño la idea de la muerte y, por las mismas razones, tuvo una cierta dificultad para integrarse en la vida. Comenzó a escribir para librarse de estos demonios familiares y, desde entonces, la escritura y la naturaleza han constituido su pasión.
"Soy un cazador que escribe, no un escritor que caza", ha dicho para reivindicar la vertiente que pudiera parecer menos seria.
in Conversaciones con Miguel Delibes de Alonso de los Ríos
- Tal vez el secreto - añadió do Mateo - esté en quedarse en poco; lograrlo todo no da la felicidad, porque al tener acompaña siempre el temor de perderlo, que proporciona un desasosiego semejante al de no poseer nada. Debemos vigilar nuestras conquistas terrenas tanto como a nosotros mismos. Son, casi siempre, la causa de la infelicidad de los hombres.
in La Sombra del Ciprés es Alargada (1948) de Miguel Delibes
La ambición sin tasa hace a los hombres desdichados si no llegan a conseguir lo que desean. La suprema quietud con poco se alcanza, meramente con lo imprescindible.
in La Sombra del Ciprés es Alargada (1948) de Miguel Delibes
Delibes escapa al campo en cuanto puede, a Sedano, un pueblecito del norte de Burgos, en tierras de la Lora. Este fue el escenario que eligió para celebrar nuestras conversaciones. La casa está metida entre los montes, un poco retirada del pueblo.
(...) Junto a la puerta descansan la bici y los reteles de Juan, uno de los siete hijos del novelista. A la sombra maciza del quitasol lee Angeles, la hija mayor, estudiante de último de Biológicas. Desde esta explanada umbría se acapara todo el ámbito del valle: los montes manchados a trehos por pinares y robledales, el pueblo a la izquierda y, al fondo, una faja de huertas y pastos tendidos al hilo del río Moradillo, un arroyo en realidad.
El escritor cumple sin premura pequeñas tareas como cambiar de posición la manguera que encharca la tierra y las losetas de la entrada o recortar las puntas salientes del seto.
in Conversaciones con Miguel Delibes de Alonso de los Ríos